Doris Salcedo y Naima Keith discuten el significado de los monumentos en un reciente panel organizado por el Museo de Arte de Aspen. Foto de cortesía.

Traducción por Dolores Duarte

El asunto sobre lo adecuado de ciertos monumentos y estatuas lleva décadas latente. Finalmente estalló tras el asesinato de George Floyd en Minneapolis el 25 de mayo de 2020. A medida que los disturbios civiles se extendieron por todo el país, muchas estatuas y monumentos fueron vandalizados, destruidos o retirados.

En junio de 2020, tres estatuas en Colorado — que representaban a Kit Carson, Cristóbal Colón y soldados de la Guerra Civil — fueron derribadas por los manifestantes o, en el caso de la estatua de Carson, fueron retiradas por parques y recreación de Denver, “como medida de precaución para evitar que fuera derribada”, explicó un vocero de la ciudad.

El 5 de agosto se celebró en el museo de arte de Aspen una mesa redonda titulada “La entropía y los nuevos monumentos”, moderada por Rebecca Siegel. En ella participaron los miembros del panel Naima Keith, Doris Salcedo y Allan Schwartzman. La discusión se centró en los méritos e inconvenientes del actual debate nacional sobre las estatuas y los monumentos y cómo afectará a las futuras instalaciones.

En 1931, el historiador estadounidense y entonces presidente de la Asociación Histórica de Estados Unidos, Carl L. Becker, dijo: “La historia es lo que el presente decide recordar del pasado. A medida que las comunidades se enfrentan a la realidad de su historia personal, conmemorada en cobre, bronce y piedra, el diálogo sigue girando en torno a los intentos de encontrar un equilibrio siempre delicado”.

Siegel, como moderadora, comenzó la mesa redonda del 5 de agosto afirmando: “Pensamos en los monumentos como algo para celebrar, pero muchos han adoptado una personalidad diferente en el espacio público”.

Schwartzman, asesor de arte con sede en Nueva York, dijo: “Hay muy poco arte público que pueda calificarse de monumento público”. Añadió que estamos en una época en la que es “muy fácil denigrar o politizar”.

Schwartzman citó dos monumentos: el Monumento a los Veteranos de Vietnam y el edredón conmemorativo del SIDA del Proyecto NAMES, instalada cerca del monumento a Washington en octubre de 1992. Ambos se encuentran en Washington, D.C.

“Todo el mundo es un autor”, dijo Schwartzman sobre el edredón del sida, y observó que con él tirado en el suelo, “echas los ojos hacia abajo. Es como si estuvieras caminando por un cementerio, pero está vivo”. Y añadió: “Trasciende la estética para convertirse en pura experiencia”.

El monumento a los Veteranos de Vietnam, inaugurado en 1982, rinde homenaje a los miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos que lucharon en Vietnam. En las largas paredes de granito negro están grabados los nombres de más de 58,000 miembros del servicio “que murieron en una guerra que nunca fue declarada como tal”, dijo Schwartzman.

Describió la estructura de granito como “la lápida final”, con la intención de ser un “monumento verdaderamente sanador”.

Salcedo, artista visual y escultora de origen colombiano dijo: “Un monumento necesita del público para convertirse en un memorial”. Está de acuerdo en que las protestas son una expresión válida porque los memoriales “tienen que ser sometidos a consulta porque están en el espacio público”.

Su instalación artística de 2018, Fragmentos, que Salcedo denomina “anti-monumento”, fue creada a petición del gobierno colombiano como parte del acuerdo de paz que puso fin a una guerra civil de 52 años. El conflicto dejó siete millones de desplazados, 260,000 personas asesinadas y más de 30,000 víctimas de violencia sexual.

Fragmentos está construido con 37 toneladas de armas utilizadas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Salcedo contó que, en un principio, le propusieron utilizar las armas para crear una escultura en forma de arco. Salcedo se negó, y en su lugar invitó a mujeres que habían sido víctimas de agresiones sexuales a participar en la creación de Fragmentos y “permitirles superar una injusticia sistémica”, explicó. Las mujeres fundieron las armas y las mezclaron con acero para crear losas. A continuación, las mujeres golpearon las losas hasta convertirlas en 1,300 baldosas metálicas que forman el suelo del monumento situado en Bogotá.

Keith, vicepresidenta de educación y programas públicos del Museo de Arte del condado de Los Ángeles, dijo sobre el cambio de actitud respecto a los monumentos públicos: “Quiero que la conversación evolucione. Asumir que el vecindario alrededor de esa escultura va a seguir siendo el mismo dentro de 30 años no es realista”.

También es co-curadora del próximo proyecto Prospect.5 New Orleans (P.5), titulado “Yesterday we said tomorrow” (Ayer, dijimos hoy) cuya inauguración está prevista para octubre de 2021, y que es un proyecto de colaboración con 51 artistas e instalaciones en 15 lugares de Nueva Orleans.

El sitio web de P.5 dice que el proyecto “investigará cómo la historia forma el presente — particularmente en relación con Nueva Orleans, una ciudad exclusivamente estadounidense que encarna tantos problemas urgentes de hoy”.

Keith dijo que una de las instalaciones utilizaría los reflectores empleados por la policía, que suelen aparecer en los barrios que ellos “considera zonas de comportamiento problemático”. Dijo que la obra exploraría la pregunta: “¿Qué significa que un barrio sea considerado peligroso?”.

Becker también se refirió a la historia como “no una realidad objetiva, sino sólo una reconstrucción imaginativa de acontecimientos desaparecidos”. Teniendo en cuenta este sentimiento, Salcedo compartió que, como sociedad, “estamos reclamando un recuerdo que está en permanente transformación”.

En otras palabras, vigila este espacio público.